martes, 30 de junio de 2015

Valoración Fiestas San Antonio de Padua 2015 en La Flecha.



Pasados unos días, hemos decidido hacer una valoración de las fiestas. Como todos los años, marcadas por los toros y la gran afluencia de visitantes que han compartido con nosotros estos días, y, como novedad, marcadas por la lluvia en muchos momentos.

En los día previos a las fiestas, hacíamos notar en distintos medios de comunicación que nos parecía tan importante o mas la gestión diaria, cuidando aspectos como la seguridad y la convivencia vecinal que el propio programa. En cualquier caso, echábamos en falta en el programa actividades deportivas participativas y actividades para la franja de edad de adolescencia-juventud. Una vez terminadas, la impresión general que nos han causado las fiestas podría ser mas de lo mismo, que a veces no está mal, pero ha habido algunas cosas, que cada año son un poquito mas y que hace tiempo que nos preocupan. Unas por exceso y otras por defecto.

En primer lugar es acuciante ya la redacción de un reglamento de fiestas, que especifique claramente lo que se puede y no se puede hacer, de forma que los vecinos tengan a qué atenerse cuando se encuentran con situaciones desagradables y sepan cómo buscar las soluciones y sepan también de quien es la culpa, bien de los que han hecho el reglamento, de quien no lo hace cumplir o de quien no lo cumple. Eso permitiría a la policía municipal y a la guardia civil, en su caso, disponer de una ordenanza a la que atenerse, y a los vecinos de una guía de lo que se puede y no se puede hacer en fiestas. A día de hoy, las fiestas de la Flecha, como dirían los antiguos, son un “sin ley” y de eso se aprovechan algunos y lo sufren otros.

En ese sentido son ya multitud las quejas respecto a las molestias que ocasiona la música en las casetas de algunas peñas de forma continuada las 24 horas del día y la presencia de cristales en parques infantiles. Los aledaños de la plaza de toros a ciertas horas se convierten en un lugar que empieza a ser peligroso y donde se pueden ver escenas que preocuparían a cualquier padre que las presenciara. Por último, las discomovidas, especialmente la del sábado a las 4:30 h. de la mañana en la plaza de España, se ha mostrado, por enésima vez, como una actividad que disfruta una gran mayoría de forasteros a costa de molestar a los vecinos del entorno... La frase “el próximo año que hagan la discomovida en la puerta del alcalde” va camino de convertirse en un himno que algunos siguen empeñándose en no escuchar.

Este cronista ha sido testigo de escenas, cuanto menos curiosas. Las oleadas de jóvenes bajando la cuesta de la BMW desde Parquesol camino de la discomovida el sábado de madrugada, las algaradas y las borracheras de adolescentes, algunos casi niños, en el entorno de la plaza de toros a partir de medianoche o la llegada al municipio de jóvenes el jueves y el viernes a las 9 de la mañana de camino a las casetas de algunas peñas, mientras los vecinos llevan a sus hijos al cole, deberían hacer pensar a los responsables de la programación qué gana el pueblo, qué ganan los vecinos, qué gana la hosteleria local con algunas actividades. Desde aquí nos parece que hay que ser muy torpe para no verlo y reincidir en el error año tras año, a lo mejor los equivocados somos nosotros.  

Las fuerzas de orden público, ayudados por los voluntarios de protección civil, se muestran año tras año insuficientes para todas las labores que acarrean unas fiestas como estas. Es particularmente peligrosa la ocupación de las vías de evacuación por espectadores en la plaza de toros, donde, por cierto, se sigue fumando. Cuando veo a algunos desaprensivos fumar en un recinto y rodeados de peñas de niños, y encima contestar con chulería las recriminaciones de otros espectadores, me doy cuenta de que muchas veces los civilizados están en la arena.

Bien el concurso de cortes y el gran prix, con alguna lesión, esperamos que no sea nada, los encierros en su línea, un poco deslucidos por el tiempo y con la imagen para la posteridad de un camión descargando los toriles en el medio de la plaza por no haber podido hacerlo en la plaza de San Lorenzo, que es de donde alguno decidió que arrancara el encierro. Juzgue cada uno.  


Muy bien los grupos de música en la calle, tanto la iniciativa del Urban con Bloody Mary, como Sal Gorda que la trajo el Topín Fartón, los pichas el domingo en la pza de San Lorenzo y Spain en la zona de peñas. Una gozada, como siempre, la banda infantil de la escuela de música, que tuvo que tocar en las pistas frente al colegio Raimundo de Blas por la lluvia. 

Los mas pequeños quedaron saciados de hinchables, aunque, dependiendo de los horarios las colas fueron desesperantes, y los olvidados, como siempre, jóvenes y adolescentes. Ni una competición entre peñas, ni una actividad para ellos mas allá de los toros, para los que les gusten. Aburridos, eran recibidos por los padres en las casetas de la zona de la casa de cultura donde el ambiente fue siempre de bandera. 

En fin. A nuestro juicio, unas fiestas que a pesar del buen ambiente y la masiva participación vecinal, nos parecen manifiestamente mejorables, a poco que alguno tenga a bien echar un poquito de imaginación al asunto. Y ya, si empezamos a valorar los pros y los contras de cada actividad, a lo mejor conseguimos sacar adelante unas fiestas donde los vecinos, que son los que las pagan, disfruten con las mínimas molestias posibles.

Tiempo hay.