Si bien ha sido atribuida al ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbles esta frase, algunos estudios indican que su origen se puede situar en el dirigente comunista Vladimir Lenin. Independientemente de ello, diferentes regímenes de la derecha y de la izquierda se han hecho acreedores de esta máxima, y han usado en beneficio propio la misma. La propaganda política, el control sobre los medios de comunicación en todas sus vertientes, la repetición de los mensajes, etc, son mucho más efectivos en el manejo de las masas que cualquier otra medida. En los tiempos modernos, esta técnica también se utiliza en las democracias occidentales, desde las clases dirigentes, pero incluso también por los diferentes grupos opositores a la primera, e incluso por colectivos deseosos de una ruptura con los actuales sistemas.
España se
corresponde con un país donde muchas mentiras se han formalizado como
verdades a fuerza de ser repetidas. En este sentido, creemos conveniente
aclarar que los vascos no son una raza diferentes, son iberos, los catalanes
nunca fueron una nación, la II República
no fue idílica, el catalán y el valenciano no son la misma lengua, y un largo
etcétera. En muchos casos se han convertido en dogmas de fe destinados a
favorecer determinadas corrientes ideológicas, destinados a crear una
simpatía hacia tus propios intereses entre las masas .
Nuestro
Ayuntamiento no ha quedado al margen de esta idea. Recientemente hemos
constatado cómo se nos ha repetido hasta la saciedad que se ha reducido el
impuesto de bienes inmuebles en nuestra localidad. Se ha hecho a través de
diferentes medios de comunicación: Norte de
Castilla, EL Nuevo Arroyo y algunas cadenas de radio y televisión regional.
Pero lo cierto es que en realidad no ha sido así: los tipos impositivos se han
incrementado, y en gran medida, y las bases imponibles se han reducido, pero no
gracias a nuestro Ayuntamiento, sino a la revisión catastral de diversos municipios
en los Presupuestos Generales del Estado que para el presente ejercicio se
aprobó a finales del año 2014.
El
resultado, eso sí, se ha traducido en un descenso de la cuota tributaria de
cada inmueble de nuestro municipio, el municipio de Castilla y León con la
cuota mas alta desde 2007, puesto que la reducción de las bases no ha quedado
suficientemente cubierta con el incremento de los tipos impositivos. Sin
embargo, desde el equipo de gobierno municipal se ha tratado de
"vender" una rebaja impositiva.
En otros
momentos hemos visto como se "fabricaban" otras mentiras o medias
verdades destinadas a favorecer un clima de simpatía con el equipo municipal
gobernante y su partido político en particular, en raras ocasiones con sustento
real suficiente, pero muy efectivas para generar un ambiente próximo al
"todo va bien", el dinero invertido en publicidad y propaganda, que
va a parar a determinados medios, hace su labor en ese sentido.
Se ha dicho
que el Ayuntamiento de Arroyo de la Encomienda no tiene deuda, cuando en
realidad se han suscrito líneas de crédito puntuales y los ingresos
corrientes escasamente cubren ya el gasto corriente. Sin olvidar la hipoteca a
la que se han sometido los futuros ingresos procedentes de los servicios de
agua y saneamiento.
Todo ello
apunta en una única dirección: las finanzas de nuestro Consistorio no son tan
boyantes como nos las pintan. Ello ha impedido una rebaja sustancial e
importante en la carga impositiva de nuestros vecinos y esconde una realidad
peligrosa: en los próximos tiempos, nuestras arcas municipales incurrirán en
importantes déficits que no van a poder ser cubiertas con impopulares subidas
de impuestos, algo de lo que ya se ha abusado en el pasado. Por ello, se
han puesto ya las espadas en todo lo alto destinadas a nuevos pelotazos
urbanísticos, todo ello, eso sí, sin renunciar al descontrol presupuestario en
que se ha convertido la existencia de Emuva, o el derroche propagandístico de
nuestro Municipio y la carga que suponen sus asesores y demás personal de libre
designación.
Y ello con
la complicidad recién estrenada del Partido Popular desde la oposición. Una
formación en franca decadencia, incapaz de conectar con el votante y vecino
desde hace tiempo, un partido que sigue viviendo de espaldas a la realidad
actual, que es lo que pasa cuando se adoptan decisiones alejadas del sentir
popular, y cuando pretende vender como cierta una eventual recuperación
económica como un espectacular logro que nos aleja de la crisis económica. El
problema aquí es que el ciudadano no es tan fácilmente influenciable y no
termina de creer sus grandes mentiras. Estamos pues, ante unos aprendices
desaventajados de las disciplinas de Goebbels.