Al observar el discurrir de la
política municipal en nuestro municipio sacamos una conclusión clara: Aquí no
se planifica, no se desarrollan los proyectos conforme a sus planteamientos
iniciales. Sencillamente se improvisa, se "matan las contingencias"
según éstas van llegando. Rematamos con esta entrada la introducción de la
serie “50 sombras de Arroyo”.
Hubo un tiempo en el que se
practicó un cierto esbozo de planificación y desarrollo de nuestro pueblo. Nada
profunda y concienzudamente meditado y estudiado, sino simplemente una serie de ocurrencias básicas entroncadas con la idea central de crecer. Crecer como fuera y a costa de lo
que fuera sin pararse a pensar en sus consecuencias. Urbanizar a tope, crear
núcleos de población, aunque estuviesen separados por dos autovías, construir
pisos y viviendas a mansalva, y hacer venir vecinos, muchos vecinos, para que
se moviera más dinero. Las decisiones de entonces y sobre todo esa actitud
cortoplacista la estamos empezando a pagar, y esa forma de hacer que aún
mantiene IPAE, porque no conocen otro método de gestión, está generando graves
consecuencias que se agudizarán con el tiempo. Ejemplos hay muchos, pero vamos
a señalar algunos de los más relevantes, aunque ya anticipamos que en capítulos
posteriores se practicarán análisis más detallados al respecto.
Uno de los actos de mayor
trascendencia en cualquier administración pública es la elaboración y
aprobación de sus presupuestos para el ejercicio siguiente. Se trata de prever cómo
se va a ingresar y en qué se va a gastar. IPAE hace un corta-pega de un año
para otro. Cuando vienen los problemas, se solucionan con modificaciones que en
algunos casos han sido superiores al 140% (año 2011), es decir, superiores al
presupuesto inicial. Esto en cualquier empresa privada supondría un despido de
toda la cúpula directiva. IPAE, ni se inmuta, para ellos es lo normal. Se copia
y según vaya viniendo el año se improvisa. En esta misma línea les parece natural
eludir el techo fiscal al que obliga la Ley de Estabilidad para los
ayuntamientos, a pesar de la advertencia documentada de los funcionarios
municipales responsables. IPAE-PP conscientemente olvidaron que no podemos
gastar por encima de nuestros ingresos, y quisieron tirar de la hucha, nuestra
hucha, engrosada en los años de bonanza económica a base de ladrillos y venta
de terrenos públicos. Ahora dicen que la culpa es de Montoro, que hizo la ley, no de IPAE-PP,
que la ha incumplido. Solución: vender la última parcela pública que queda para viviendas. La previsión y la imaginación al poder.
Alguien en su momento decidió que
Arroyo sería la ciudad del comercio y la hostelería, orientó a tal fin el plan
urbanístico e incluso encargó un plan estratégico, al módico precio
de 90.000 €. Como no podía ser de otra forma, algunas empresas cuya actividad
principal no era el comercio, sino otro tipo de servicios, pequeña industria,
etc., han querido instalarse en Arroyo. No han podido hacerlo porque chocan
contra la idea de IPAE. La modificación de un plan urbanístico es una
delicada tarea que puede llevar más de un ejercicio. Este problema ya se ha
detectado, pero nadie aún ha empezado a hacer sus deberes. El problema del
urbanismo, es que en ocasiones el mal ya no tiene remedio. La comunicación entre
barrios es ineficiente, algunas rotondas fueron mal diseñadas, han comenzado a
notarse problemas serios para el aparcamiento en zonas estratégicas de Arroyo y
entrar y salir de nuestra localidad hacia determinadas direcciones es una
hazaña. Peor no se podían haber hecho algunas cosas, y más sabiendo que hace 15 años
casi todo el espacio era yermo y con variadas posibilidades. Cambiarlo hoy, al margen de excesivamente oneroso, en
algunos casos sería imposible.
No podemos pasar por alto el Centro
Deportivo de la Almendrera. Aquel del que nuestro querido alcalde dijo que "disfrutarían nuestros hijos..., o nuestros nietos". Continúa sin abrir, siendo un
ejemplo más de cómo no se pueden hacer peor las cosas en el desarrollo de nuestras
infraestructuras. Ya ha acumulado un sobrecoste del 20%, y se prevé que la constructora
reclame más en los tribunales y el plazo ha pasado de 8 meses a 3 años y medio,
En una palabra, incompetencia.
La improvisación viene a veces de la mano de favores a los amigos. En medio de un conflicto entre la Diputación y el Ayuntamiento de Valladolid por el pago del servicio de bomberos, Arroyo acudió al rescate y convocó a la prensa para decirles que íbamos a construir un parque de bomberos para beneficio de la Diputación. En una tarde se tomó la decisión de dilapidar tres millones de euros del dinero de los arroyanos, a pesar de la cercanía y el mejor servicio que da el parque de bomberos de Valladolid. Por supuesto, olvidando lo del techo fiscal, las carencias en seguridad, empleo, juventud, dotación de ciertos barrios y demás problemas que asolan a día de hoy nuestro municipio. Los amigos son los amigos. Afortunadamente, y debo decir que ahí Ciudadanos tuvo mucho que ver, el presidente de la diputación reculó, y dejó con el molde al alcalde de Arroyo, que estaba dispuesto a pagar el festival sin pestañear, eso sí, con el dinero de los arroyanos.
Es también cierto que en ocasiones parece más dejadez
que improvisación. Sirva de ejemplo la web municipal, desde octubre con concejal asignado al módico precio de 18.000 € de sueldo por media jornada. Los médicos facultativos de
nuestra localidad llevan sin actualizarse más de un año, del empleo público
hace tiempo que no se cuelga nada, y las noticias brillan por su ausencia.
Quizá por eso tiene sentido, para IPAE-PP darle más de 100.000 € al año al
Norte de Castilla para que haga esa labor, en un caso único en España y digno
de estudio.
Indudablemente hay veces en los que la Diosa
Naturaleza no ayuda, pero no disculpa la pésima gestión. Aquí nunca se hizo previsión de una sequía (como si no
viéramos que cada verano era más largo y menos lluvioso que el anterior), así que
llenamos el pueblo de jardines con especies de alto consumo en agua, y ahora vemos
como se mueren por falta de riego. Nadie cayó en la cuenta de que existen
sistemas de riego eficientes y que determinadas especies vegetales precisan de
muy poca agua. Ni siquiera hay protocolo que gestione asuntos como la
información a la población y las prioridades de riego.
Termino con una partida que en Ciudadanos nos preocupa especialmente: la política de desarrollo económico y empleo. No se engañen, simplemente no existe. Ni siquiera se ejecutan algunas partidas económicas presupuestadas para ese fin. Falta imaginación y/o contacto con la realidad: cursos de formación desconvocados por ausencia de demanda, portal de empleo ineficiente, nulo apoyo al emprendedor, ni siquiera una mala ventanilla informativa de las posibilidades de la localidad. Lo único visible son los pequeños despachos en alquiler para algunos recién iniciados en la actividad empresarial o profesional. Algo es, pero muy poco para un municipio con 22 millones de presupuesto.
Querido lector, MacGyver no
existe. Es un personaje de ficción. En la vida real si lo único que hacemos es improvisar, cuando
viene el toro acaba mal, muy mal.
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