En el año 2008, Smurfit Kappa cerró su fábrica de Arroyo de
la Encomienda, después de unos meses de movilizaciones de los trabajadores y
políticos locales y de parte de la ciudadanía del municipio a la que contaron
que era una factoría rentable y que nadie entendía los motivos del cierre que
la propia Smurfit enmarcaba dentro de una estrategia global.
Durante esos tiempos, fueron muchas las voces que se
levantaron denunciando que el motivo del cierre de Smurfit era una simple y
llana operación inmobiliaria. Estaba situada anexa a Hipercor en la misma
avenida de Salamanca y junto al río Pisuerga. Se trataba, efectivamente, de
unos terrenos muy golosos que en alguna crónica periodística se llegaron a
tasar en 50 millones de euros en el caso de que se recalificara su uso de
industrial a residencial.
Ante estas voces, tanto el entonces alcalde de Arroyo, D.
José Manuel Méndez, como el vicepresidente de la Junta de Castilla y León y
consejero de economía, D. Tomás Villanueva, argumentaron en varias ocasiones (y
ahí están las hemerotecas y los testimonios de los trabajadores en lucha para
corroborarlo) que nunca iban a permitir que Smurfit se convirtiera en un
pelotazo urbanístico de unos pocos a costa del puesto de trabajo de los mas de
cien trabajadores que por aquel entonces integraban la plantilla de la
papelera, muchos de ellos residentes en Arroyo.
Finalmente los trabajadores respaldaron el acuerdo, que
prejubilaba a unos cuantos y recolocaba a otros en la fábrica de San Cayetano
de Aldeamayor de San Martín (fábrica que a día de hoy atraviesa difíciles
momentos, habiendo solicitado el concurso de acreedores y habiendo presentado
un ere suspensivo para su plantilla). Smurfit cerró su planta de Arroyo, y como
nota curiosa, el PSOE solicitó en esos terrenos la creación de un museo del
papel. No se froten los ojos, como lo están leyendo. Un museo del papel.
Estamos hablando del año 2008.
Seis años después, ese mismo alcalde que pregonó a los
cuatro vientos que no iba a permitir especular con esos terrenos, condenado en
espera de sentencia firme, y con el tiempo escapándosele de las manos antes de
que el Supremo confirmara su sentencia, anuncia a contrarreloj, en sus últimos
días como edil, que se va a promover un centro comercial en los terrenos de
Smurfit.
La noticia es recogida por los medios locales con optimismo
y se escuchan declaraciones de los políticos locales en el sentido de que viene
una nueva inyección de dinero para el pueblo, progreso y trabajo. Sólo unos
pocos critican la sobreexposición del municipio al sector servicios y nadie, ni
una sola voz se alza para acordarse de aquellos trabajadores, de aquella
factoría, en teoría rentable ni de aquellas promesas de tolerancia cero con la
especulación urbanística.
La cosa no termina ahí. Casi de manera inmediata, el pleno
del ayuntamiento se apresura a aprobar la recalificación de los terrenos, ante
el estupor de algunos vecinos, que no entienden a qué tanta prisa, casi
precipitación, por qué tan pocas explicaciones, dónde están las promesas, en
fin, suena raro, raro.
Mas raro suena cuando entras en la web de la promoción y te
cuentan que pretenden edificar 86.000 m2 de los cuales 29.000 son de locales
comerciales y 57.000 de viviendas (600 viviendas). ¿Y a esto lo llaman centro
comercial? Pues parece una promoción de viviendas en toda regla, con unos bajos
comerciales. Pues erre que erre, los medios de comunicación se han llenado de
la expresión “nuevo centro comercial en Arroyo de la encomienda”. Se ve que
nadie se ha tomado la molestia de entrar en la web, dando por buenos los
anuncios y argumentos de los políticos. Pues bien, si quieren echarle un
vistazo, es esta: La flecha del Pisuerga. Díganme si es la web de un centro comercial.
En fin, que primero dijeron a los trabajadores de Smurfit
que nunca permitirían especular con el suelo, después anuncian un centro
comercial, luego recalifican y finalmente aparecen 600 viviendas con unos bajos
comerciales. Y yo me pregunto:
¿Es que aquí no queda vergüenza?, ¿quien está detrás de esta
operación? ¿Tanto poder tiene para tamaña
sucesión de mentiras y desmanes? ¿Que clase de políticos tenemos? Y aún peor
¿por que clase de ciudadanos nos han tomado?
Toma aire.