Cada
mañana desayuno oyendo diferentes opiniones radiofónicas. Hoy, a pesar del distinto “color” ideológico
de las emisoras que escuchaba, todas coincidían: España se derrumba por todos
sus costados.
Si no
teníamos suficiente con Cataluña y País Vasco, ahora hay voces pidiendo la
autonomía de Aragón y de Andalucía. ¿Pero qué hemos hecho tan mal para que tantos
se quieran separar? ¿No será que hay partidos que encuentran que el mejor
escenario para desarrollarse es la división y la confrontación? ¿No será que
hay mucha gente viviendo de eso?. Y en cualquier caso, si estamos haciendo
cosas mal, ¿No será más fácil corregirlas que ir cada uno por su lado?
Esa
confrontación se lleva al parlamento. ¿En qué momento hemos perdido el norte de
los modales y la buena educación?. Lo que debería ser la cuna del diálogo y el
respeto por el otro en la búsqueda del bien común, ahora es el escenario del
insulto. Se insulta a los representantes elegidos en las urnas, ¿A todos? No, Sólo
a los que no son de mi partido y no piensan igual. Ante el discurso que honra
la memoria de las víctimas del terrorismo y el aplauso de los tres partidos
constitucionales, surge la rabia y el odio de los que no condenan a los
asesinos. Ante la visita institucional del Rey para inaugurar la legislatura,
se escenifica la indiferencia, cuando no el rechazo de parte del parlamento ¿Nadie
les ha dicho a estos señores eso de que lo cortés no quita lo valiente?
Me
indignan esa panda de representantes de la gente, ¿De toda?. No. Sólo de la
suya, de su gente. Si no les das la razón eres su enemigo, en una búsqueda
permanente de la confrontación, del titular polémico, del rechazo, de la
tensión, y no solo me preocupan ellos, me preocupa la aceptación cada vez mayor
que tienen en el ciudadano, un ciudadano que compra esos titulares porque está
hastiado y perdido y al que parece importarle más el problema que la solución.
Mientras,
PP y PSOE, están ocupados en echarse en cara quién es más malo, más corrupto… el
PSOE, además, anda fracturado, buscándose, como el país y el PP, por su parte, sigue en
su absolutismo y en su despotismo con su lema “todo para el pueblo, pero sin el
pueblo” (Tout pour le peuple, rien par le peuple), frase del despotismo
ilustrado reinante en el siglo XVIII. Y así, sumidos en la mayor crisis
identitaria de nuestra nación, permanecemos muchos españoles como testigos
impotentes de esta debacle moral.
Urge un pacto por la Educación, pero nadie se pone en serio a ello y lo que es peor: miedo me da que cuando se pongan, lo vuelvan a hacer políticos que no conocen la escuela de verdad, desde dentro. Por mucho que sepan están muy alejados, y no conocen dónde está la clave de toda educación que son los primeros años. ¿Estamos condenados a otra ley no educativa que sólo sirva para adoctrinar?
Por
favor, pónganse entre todos a trabajar de una vez, por el bien común, ya es
hora de que lo hagan, miren hacia adelante, sean generosos, no remuevan
antiguos rencores, sean educados y respetuosos con el prójimo a pesar de que no
piense igual que uno. Este país es un gran país, tiene futuro y está lleno de
gente que se merece ese futuro.
Marta
Sanz es maestra
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